domingo, 29 de abril de 2007

¿Somos infieles por naturaleza?

Llevaba yo un par de días queriendo hablar sobre este tema, pero siempre lo he ido dejando aparcado; y es que el pasado miércoles, en el programa de la querida televisión socilista andaluza, 'Canal Sur, La Nuestra', llamado "Mejor lo hablamos" se debatió un tema bastante recurrente cuando ya no se tiene de qué hablar pero que a más de un@ le da verdaderos quebraderos de cabeza (será por eso de llevar los cuernos en lo alto xD). El programa, típico donde los haya, presentaba a un elenco de personajes con mayor o menor acierto a la hora de ser elegidos para debatir, posicionándose a favor o en contra sobre la cuestión de si somos infieles los hombres por naturaleza (entendiendo por hombres a la humanidad). En el transcurso del programa escuché muchas opiniones. Algunas, acertadas. Otras parecían sacadas de una película de los hermanos Marx y otras tantas vete tú a saber de manga se las sacan estos personajes. Opiniones de diversos campos como la psicología o la medicina me dejaron un tanto... a ver, lo ejemplifico mejor con un icono ¬¬
Otras opiniones daban una mentalidad un tanto de "cabeza loca" a la hora de afrontar una relación de pareja.
Y es que no sé. Según la psicología, el acción de "hechar un polvo" con una persona que no es tu pareja, una vez al año, es normal. Se escudaba la psicóloga en la curiosidad del ser humano a explorar otros cuerpos distintos al que ven todos los días, como manera de alimentar la llama que alumbra la pareja. Asímismo, los que defendían esta opción dejaban ver que eso no eran cuernos; que una cosa son los cuernos de los sentimientos y otra muy distinta el tirarse a otra persona; o que como los animales no son fieles y nosotros al ser animales, pues no somos fieles (menuda lógica).
Por otra parte, y en contraposición con estas personas, estaban los que llevan una lógica algo más ajustada a lo que debería ser (puesto que no sé si realmente lo es) la norma. Estas personas exponían que una persona es infiel en el mismo momento en que deja de amar a su pareja.
Que sí. Que la carne es débil. Que a todo el mundo le ha dado un calentón con un tío o una tía buenísim@ y le han entrado ganas de tirásel@, pero he aquí donde se concentra el problema. ¿Tirarte a esa persona, a la larga (o no tan larga), va a beneficiarte a ti o a la pareja? Si tu pareja se entera, chungo. Si se lo ocultas, más chungo todavía. Esto simplemente se atiene a la lógica siguiente: ¿Te gustaría que tu pareja se follara a otra persona por un simple calentón? Quizás el que una persona diferente a tu pareja te mire, se te insinúe o se te roce demasiado, haga que tú te veas como distinto, en el sentido en que otras personas distintas a tu pareja puedan hacerte sentir esas sensaciones que recorren tu cuerpo. Pero apartando este argumento, el cual no se sostiene para llevar a cabo esa infidelidad, yo me preguntaría si te va a merecer la pena perder todos esos momentos de complicidad, esas miradas, esas sonrisas, esas caricias, esos momentos únicos que vives con tu pareja, esas discusiones que acaban siempre en reconciliaciones extremadamente cursis y que hacen ablandarte el corazoncito, y un largo etcétera de momentos que si te paras a pensar no los querrías dejar de pasar con esa persona a la que quieres.
En definitiva, unos cuernos pesan (no sé si más al que los pone o al que se los han puesto), hacen daño, desestabiliza la pareja en cuanto a confianza (cuando no la rompe), no se llegan a olvidar... vamos, un sinfin de consecuencias que no creo que nadie querría pasar por sí mismo.
Yo llego a una conclusión personal y que creo que muchas personas con dos dedos de frente compartirían conmigo:
Si le vas a poner los cuernacos a tu pareja, déjala antes de hacer nada.

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