Ropa tirada por el suelo, prendas con miles de taras, desorden en estanterías, establecimientos completamente descuidados, tallas desproporcionadas, etiquetas mal situadas... en fin, un desastre de tiendas.
Después de pasar un par de horas viendo tiendas me tuve que volver a casa, asqueado de lo que había visto, con lo que esta tarde iré al centro, a ver si allí hay algo que merezca la pena, aunque tenga que gastar más dinero. Y es que "la calidad se paga". Qué gran verdad.
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